viernes, 8 de marzo de 2013

Vasijas


Este texto surge de un ejercicio mental, en  una reunión con unos amigos en honor al dios baco.



Me dibujo en la imagen del patio de una vecindad, me arropo e interpreto palabras consumidas y consumadas por un rastro de nicotina, en mis venas se vierte el elixir de aquel dios llamado baco, para difuminar entre colores infernales los cuadros perdidos de aquel viejo museo que vive en la memoria de un viejo desquiciado, me dispongo a practicar un baile aquelarre para celebrar a la inmundicia de este sentimiento enterrado en lo más profundo de mi cuero cabelludo, por ti soy capaz de quitarme uno a uno cada cabello que representa ideas largas e inconstantes, a pesar del deterioro…  de lo no memorable, con la combinación de reacios vestíbulos de la ceguera nocturna, vespertina, viperina, de esos añorables consuelos que carecen los hombres esteparios y las mujeres dormidas, todas la hadas deciden suicidarse en el árbol de la vida vestidas de color purpura, con aliento a dolor, mugrosas de fiesta intransitables por la vía láctea, que de por sí, no intentan amamantar óbitos efímeros, tampoco criaturas preñadas de ignorancias rancias, ahogadas en la indiferencia ante el mundo y ante el no dios  mundano, perverso de vidas, y zapatos pestilentes  de oquedad finita, que rasgan las corneas eróticas de la preciosa atenea, sin poder evacuar las flores de Baudelaire, ni el acartonado gesto de Keaton,  simplemente reptar  bajo las constituciones de los países del silencio.



Rafael, Deysi, Tonatiuh, Antonio y Ramiro.

“Nicoletta Ceccoli”
El lado rosa del surrealismo




Nacida en San Marino,Italia en 1973; dedicada principalmente a la ilustración de obras basadas en cuentos infantiles, llenas de ternura y controversia, Nicoletta Ceccoli nos presenta creaciones caracterizadas por el surrealismo pop, colocando como tema principal a muñecas con cabezas desproporcionadas utilizando  colores pasteles para dar vida a sus personajes, los cuales en conjunto a los elementos encontrados en sus ilustraciones asemejan a un sueño.



Sus obras se encuentran llenas diferentes objetos que representan un mundo de fantasía que rodean a sus personajes. (Animales reales y animales imaginarios abundan en ese espacio intermedio entre el sueño y las pesadillas).





Ceccoli se declara una enamorada de la ilustración infantil. 
>> Siempre he tenido el deseo de trabajar como ilustradora de libros infantiles desde mis primeros años en la escuela. Lo considero como una forma de arte. Quiero seguir con ella todo el tiempo mientras pueda encontrar proyectos interesantes. Tuve una experiencia muy especial con mi último libro “The Girl in the Castle Inside the Museum”, escrito por Kate Bernheimer y publicado por Random House. La historia era muy simple y abierta a interpretaciones en relación a las imágenes que utilizaba. Pensé en ponerlo en un museo del juguete con la chica que vive en un pequeño castillo de juguete. Siempre he tenido un interés particular, amor/obsesión, por las muñecas. Era libre para llevar sus historia por un camino surrealista.<<





Sus trabajos han sido expuestos en siete oportunidades en la prestigiosa Bologna Children’s Book Fair. Ha obtenido varios premios internacionales, como el premio Andersen-Baia delle Favole (2001), el premio a la excelencia otorgado por la publicación Communication Art (tres veces) y la medalla de plata de la Sociedad de Ilustradores de Nueva York (2006).


"Cabezas de Cera" una propuesta que extasía los sentidos


Cabezas de cera es un trió de rock progresivo mexicano que se formó en el año 1995 la ciudad de México, el trió está compuesto por Mauricio Sotelo (stick, guitarra y bajo), Francisco Sotelo (percusiones) y Ramsés Luna (vientos), su propuesta conjuga una fusión  de diversas corrientes musicales, como el rock, jazz, música clásica, ambiental y folklore, lo cual la hace una propuesta muy innovadora e interesante.

La banda comenzó a presentarse en México ganándose rápidamente la aceptación del público y editando su primera producción sólo en formato de cassette. Con el pasar del tiempo, Cabezas De Cera fue integrando cada vez más instrumentos en su creación, logrando una diversidad sónica y de estilos única en nuestro tiempo. En 1998 Francisco Sotelo generó un proyecto llamado "MetalMúsica" en el cual propuso la construcción de instrumentos musicales antes inexistentes, experimentando con el hierro como material sonoro. El resultado de la iniciativa ha dado como resultado tres instrumentos definidos como prototipos del proyecto "MeatlMúsica". Por ejemplo, el primero, llamado armatoste, es una caja hexagonal truncada, decorada con un grabado en bajorrelieve, que en la parte superior sostiene diez cuerdas metálicas en dos brazos que horizontalmente parten a extremos opuestos. Además contiene dos pastillas eléctricas y su afinación es variable. Los otros dos instrumentos son la citarra y el Kitai.

A raíz de este proyecto la banda se dividió en dos partes. La primera con instrumentos tradicionales (guitarras, percusiones y vientos) y la segunda con estos instrumentos inventados y desarrollados musicalmente por ellos mismos. En sus presentaciones dividen el show en dos secciones, interpretando en una los instrumentos formales y en la otra, los del proyecto "MetalMúsica".


He tenido la oportunidad de verlos en vivo y es una degustación tanto auditiva como visual, aunque me hubiera gustado verlos y escucharlos en un teatro cerrado, sin embargo me lleve un buen sabor de boca, es impresionante ver la gran variedad de instrumentos que manejan en el escenario tanto los instrumentos habituales del rock como los rústicos que ellos mismos crean, es  interesante escuchar  la combinación de los sonidos propios de cada instrumento mezclados con efectos  electrónicos (pedaleras) y una riqueza rítmica extraordinaria, las  tesituras que salen de cada instrumento se encuentran en perfecto equilibrio, puedes cerrar los ojos y dejarte llevar por la atmósfera que se crea. Es un verdadero pasón auditivo.



Les dejo algunos vídeos para que puedan apreciar esta innovadora propuesta.



Cabezas de cera-indomable, en el programa de TV "Acústico" con Eugenia León. 



Cabezas de cera-fundición,en el programa de TV "Acústico" con Eugenia León. 

Fernando Pessoa


Fernando Pessoa nació en Lisboa en 1888, poeta Portugués, pasó su infancia y juventud en la República de Sudáfrica e inició estudios de derecho en la Universidad de El Cabo; regresó a Lisboa en 1905. Inició su obra literaria en inglés, aunque a partir de 1908 creció su interés por la lengua portuguesa.
   Su obra es una de las más originales de la literatura portuguesa y fue, junto con Sá Carneiro, uno de los introductores en su país de los movimientos de vanguardia. 
     A partir de 1914 proyectó su obra sobre tres heterónimos: Ricardo Reis, Álvaro de Campos y Alberto Caeiro, para quienes inventó personalidades divergentes y estilos literarios distintos.
    Sobre estos desdoblamientos del poeta en varias personalidades, se reflejan sus distintos yosconflictivos, y elabora su propia obra poética, a veces experimental, una de las más importantes del siglo XX.


Empiezo A Conocerme. No Existo.

Empiezo a conocerme. No existo.
Soy el intervalo entre lo que deseo ser y los demás me hicieron,
o la mitad de ese intervalo, porque además hay vida…
Soy esto, en fin…
Apaga la luz, cierra la puerta y deja de hacer ruido de
zapatillas en el pasillo.
Quede solo yo en el cuarto con el gran sosiego de mí mismo.
Es un universo barato.

“Las batallas en el desierto”



Nacido en la Ciudad de México en 1939, José Emilio Pacheco es un poeta, ensayista, traductor, novelista y cuentista que comenzó a brillar desde muy joven demostrando su dominio de las formas clásicas, modernas y el enfoque universal de su poesía.

     Tras un gran camino de éxitos, Pacheco nos presenta en 1981 con un lenguaje sencillo y mediante la prosa de aquél México de mediados de los años cuarentas “Las batallas en el desierto”, cuento que narra la vida de un país, enfrentado a cambios como el capitalismo y la introducción del mercado extranjero.



      Obra protagonizada por un ser a quien el autor dota de inocencia pura, Carlos, un niño que vivió en México durante el gobierno de Miguel Alemán; hijo del propietario de una fábrica de jabón y una madre prejuiciosa; amigo de Jim el hijo de Mariana, quien fuera la causa de la gran polémica que existe dentro de la familia de Carlos.


     La trama de la obra nos relata una situación en la que los personajes viven en estratos sociales diferentes, el amor que Carlos siente por Mariana, aquella dama envuelta por misterio, ensombrecida por las murmuraciones de la gente. La reacción de los mayores respecto a este sentimiento, como llevar a Carlos al psiquiatra, en donde el protagonista refleja sentimientos que lo vuelven real y casi evidente como un ser humano existente.

         Así los versos rodeados de ideales que se entrelazan y nos adentran al relato nos permite llegar a una completa visión de la obra.





Damien Hirst


Damien Hirst nació en Bristol, Inglaterra  el 7 de junio de 1965, es el artista más prominente del grupo llamado Young British Artists («jóvenes artistas británicos», o YBAs por sus siglas en inglés). Ha dominado la escena del arte en Inglaterra desde principios de los 90 y es internacionalmente conocido como el artista vivo con la obra mejor pagada.

Estudió Bellas Artes en Goldsmiths, Universidad de Londres (1986-89), mientras Hirst estudiaba también trabajaba a tiempo parcial en una morgue, una experiencia que influyó posteriormente en su elección de temas y materiales.Hirst ha admitido siempre serios problemas de drogas y alcohol, al menos durante diez años, del periodo de los 90 en adelante: « Empecé a consumir cocaína y a beber... Me trasformé en un balbuceante náufrago de mierda ». 

La muerte es el tema central de su trabajo. Es conocido sobre todo por sus series de Historia natural ("Natural History"), en las cuales, animales muertos (como tiburones, ovejas o vacas) son preservados, a veces diseccionados, en formol. Uno de sus trabajos más icónicos es La imposibilidad física de la muerte en la mente de algo vivo (The Physical Impossibility of Death in the Mind of Someone Living). Se trata de un tiburón tigre de 14 pies de largo inmerso en una vitrina con formol. Debido a la descomposición del tiburón tigre, fue reemplazado con un nuevo espécimen en 2006.

"For the Love of God"Es una escultura echa de un cráneo humano del siglo XVII, con platino derretido e incrustaciones de 8.601 diamantes, hasta el momento es la obra mejor pagada de un artista vivo fue vendida en  cincuenta millones de libras esterlinas (74 millones de euros).







El becerro de oro (The golden calf) es otra de sus obras por las que obtuvo una jugosa suma de dinero,10.34 millones de libras (unos 14 millones de euros).
También es conocido por sus pinturas girantes («spin paintings»), hechas en una superficie circular girante, y pintura de puntos («spot painting»), los cuales consisten en filas de círculos coloreados al azar; estas obras han sido muy imitadas en gráficos comerciales.



Les comparto un vídeo de una de sus exposiciones, donde podrán observar varias de sus creaciones.


"La distancia no es olvido"


Es momento de una recomendación literaria; una obra,que si bien es muy conocida, pocos la han leído. "Cien años de Soledad" es un reflejo sobre las emociones por las cuales el ser humano atraviesa a lo largo de su vida.En lo personal, es considerado una de las mejores obras contemporáneas. Para hacer énfasis en esto, comparto una crítica literaria  de Pablo Herranz (crítico literario) sobre el contexto que abarca "Cien años de Soledad". 




La novela de Gabriel García Márquez, no lo recuerdo con claridad, debió caer en mis manos hacia 1982 o 1983, cursando el BUP (tomo como referencia el infame intento de golpe de Estado de 1981, que me pilló en octavo de Básica; esto no hay quien lo olvide). Por entonces corrían de pupitre en pupitre los libros de Luís Martín Vigil, cuyas portadas (nunca osé traspasarlas) prometían encuentros de amor adolescente. Había otro libro,Cien años de soledad, que gozaba de cierta popularidad; algo de picante debía tener. Y vaya que sí: visitas furtivas en plena noche en la que había que encontrar el camastro a tientas, abrazos sellados con almíbar... Pero lo que realmente me impresionó de esta novela fue el estilo. Gracias a ella comprendí una de las verdades de Perogrullo: la íntima interconexión que existe entre lo narrado y la forma de hacerlo, y cómo sólo mediante el pulido de esta última se puede llegar a transmitir una historia con toda su fuerza. Lejos de aquellas novelas narradas "en tiempo real", una especie de compendio de diálogos embutidos entre perezosas descripciones, en Cien años de soledad se aborda una novela-río, una historia intergeneracional, y el narrador se detiene en aquellos pasajes que lo merecen, y exhibe una intención hacia los personajes, y los dota de calidez humana, en una villa, Macondo, que se diría el espejo de toda una nación. No obstante, aparte de que se pueda decir que el estilo no resulta ostentoso, lo que prevalece de Cien años de soledad es una aureola de cuento, de historia narrada por alguien que la ha vivido de primera mano y se decide a contarla al final del día, embelleciendo un pasaje aquí y exagerando otro allá, hasta adquirir casi tintes legendarios. 
Fue también esta novela la primera en la que tope con el tan comentado realismo mágico, esa admisión del lado esperpéntico de la vida con una naturalidad a prueba de clichés. La herencia hispánica del esperpento se hacía evidente en unas latitudes en las que el surrealismo está al orden del día: una niña vaga con los huesos de su progenitora en una bolsa, un galeón aparece varado en la selva, una fiebre de insomnio aqueja a Macondo, a resultas de la cual sus habitantes olvidan los nombres de los objetos y deciden colocar carteles (silla, mesa, pared, cacerola y hasta un "Dios existe") a fin de no quedar desmemoriados por completo, como almas en pena. 
Al igual que para otros muchos lectores españoles, el autor de Cien años de soledad y de El amor en los tiempos del cólera fue para mí una puerta por donde se coló un elenco de escritores americanos (Rulfo, Cortázar, Borges, Carpentier), quizá de una forma injusta por unificar a Hispanoamérica como una sola región cultural pero beneficiándose a la postre de la aportación transatlántica. Porque ante todo Cien años de soledad, a través de un dominio del lenguaje sobrenatural, diferente, inalcanzable para un español, me enseñó otra de las verdades de Perogrullo: la constatación de que la riqueza de la lengua castellana pasaba por Hispanoamérica, en todas sus variantes regionales y nacionales, y prácticamente la asunción de que en ella descansa su principal promesa de futuro. 
La distancia no es olvido.

jueves, 7 de marzo de 2013

Trainspotting


Ficha técnica

Año: 1996
Duración: 90 min.
Director: Danny Boyle
Guión: John Hodge (basada la novela de Irvine Welsh)
Reparto: Ewan McGregorRobert CarlyleJonny Lee MillerEwen BremnerKelly MacDonaldKevin McKiddPeter MullanJames CosmoEileen NicholasSusan VidlerPauline Lynch, Irvine Welsh
Producción: Channel Four Films, Figment Film, The Noel Gay Motion Picture Company.



"Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige la salud, colesterol bajo y seguros dentales. Elige pagar hipotecas a interés fijo. Elige un piso piloto. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos baratos. Elige bricolaje y preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el sofá a ver tele-concursos que embotan la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida... ¿pero por qué iba yo a querer hacer algo así? Yo elegí no elegir la vida: elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?" Este es el monólogo con el que inicia  la película.


Trainspotting es un filme Escoses dirigido por Danny Boyle, basada en la novela homónima escrita por Irvine Welsh. La historia trata de un grupo de heroinómanos de Edimburgo, los cuales carecen de aspiraciones, cuyo único deseo es disfrutar la vida, sumergidos en el mundo de las drogas.


Es una cinta  que muestra una realidad muy cruda del mundo de las drogas desde la perspectiva de un joven heroinómano, la cual  logró conectar con toda una generación de jóvenes hastiados e impermeables a los mensajes con los que el prohibicionismo, recurriendo a la desinformación y el sensacionalismo, les bombardeaba, es considerada una de las películas de culto de los años noventa.


Los personajes  tienen personalidades  muy diferentes, pero jóvenes al fin, es por eso que  durante el transcurso del filme, como espectador, nos sentimos  identificados con alguno de ellos, esto hace que la historia nos atrape. La trama principal gira en torno a Mark Renton, un joven que trata de apartarse del mundo de las drogas, con sus salidas y sus recaídas, nos refleja la difícil etapa que atravesamos al madurar y pasar a la otra etapa de la vida. 



Sexo, drogas, violencia,  borracheras, cárcel, inocente victimas colaterales, enfermedades de transmisión sexual, trafico de drogas, alucines, escenas surrealistas, todo este universo  verosímil  por  el  que atraviesan los personajes es narrado con un tono cómico-dramático y con ayuda de una banda sonora excepcional, nos construye una serie de  sensaciones que nos atrapan y nos dan la impresión de estar viviendo  en carne propia  lo que pasa en la pantalla.





Una película cien por ciento recomendada! Les comparto el trailer para que se den una idea de todo  lo que engloba  el universo de Trainspotting.




Thanatopia


Thanatopia

Rubén Darío

-Mi padre fue el célebre doctor John Leen, miembro de la Real Sociedad de Investigaciones Psíquicas, de Londres, y muy conocido en el mundo científico por sus estudios sobre el hipnotismo y su célebre Memoria sobre el Old. Ha muerto no hace mucho tiempo. Dios lo tenga en gloria.
(James Leen vació en su estómago gran parte de su cerveza y continuó):
-Os habéis reído de mí y de lo que llamáis mis preocupaciones y ridiculeces. Os perdono porque, francamente, no sospecháis ninguna de las cosas que no comprende nuestra filosofía en el cielo y en la tierra, como dice nuestro maravilloso William.
No sabéis que he sufrido mucho, que sufro mucho, aun las más amargas torturas, a causa de vuestras risas... Sí, os repito: no puedo dormir sin luz, no puedo soportar la soledad de una casa abandonada; tiemblo al ruido misterioso que en horas crepusculares brota de los boscajes en un camino; no me agrada ver revolar un mochuelo o un murciélago; no visito, en ninguna ciudad adonde llego, los cementerios; me martirizan las conversaciones sobre asuntos macabros, y cuando las tengo, mis ojos aguardan para cerrarse, al amor del sueño, que la luz aparezca.
Tengo el horror de la que ¡oh Dios! tendré que nombrar: de la muerte. Jamás me harían permanecer en una casa donde hubiese un cadáver, así fuese el de mi más amado amigo. Mirad: esa palabra es la más fatídica de las que existen en cualquier idioma: cadáver... Os habéis reído, os reís de mí: sea. Pero permitidme que os diga la verdad de mi secreto. Yo he llegado a la República Argentina , prófugo, después de haber estado cinco años preso, secuestrado miserablemente por el doctor Leen, mi padre, el cual, si era un gran sabio, sospecho que era un gran bandido. Por orden suya fui llevado a la casa de salud; por orden suya, pues, temía quizás que algún día me revelase lo que él pretendía tener oculto... Lo que vais a saber, porque ya me es imposible resistir el silencio por más tiempo.
Os advierto que no estoy borracho. No he sido loco. Él ordenó mi secuestro, porque... Poned atención.
(Delgado, rubio, nervioso, agitado por un frecuente estremecimiento, levantaba su busto James Leen, en la mesa de la cervecería en que, rodeado de amigos, nos decía esos conceptos. ¿Quién no le conoce en Buenos Aires? No es un excéntrico en su vida cotidiana. De cuando en cuando suele tener esos raros arranques. Como profesor, es uno de los más estimables en uno de nuestros principales colegios, y, como hombre de mundo, aunque un tanto silencioso, es uno de los mejores elementos jóvenes de los famosos cinderellas dance. Así prosiguió esa noche su extraña narración, que no nos atrevimos a calificar de fumisterie, dado el carácter de nuestro amigo. Dejamos al lector la apreciación de los hechos.)
-Desde muy joven perdí a mi madre, y fui enviado por orden paternal a un colegio de Oxford. Mi padre, que nunca se manifestó cariñoso para conmigo, me iba a visitar de Londres una vez al año al establecimiento de educación en donde yo crecía, solitario en mi espíritu, sin afectos, sin halagos.
Allí aprendí a ser triste. Físicamente era el retrato de mi madre, según me han dicho, y supongo que por esto el doctor procuraba mirarme lo menos que podía. No os diré más sobre esto. Son ideas que me vienen. Excusad la manera de mi narración.
Cuando he tocado ese tópico me he sentido conmovido por una reconocida fuerza. Procurad comprenderme. Digo, pues, que vivía yo solitario en mi espíritu, aprendiendo tristeza en aquel colegio de muros negros, que veo aún en mi imaginación en noches de luna... ¡Oh cómo aprendí entonces a ser triste! Veo aún, por una ventana de mi cuarto, bañados de una pálida y maleficiosa luz lunar, los álamos, los cipreses... ¿por qué había cipreses en el colegio?.... y a lo largo del parque, viejos Términos carcomidos, leprosos de tiempo, en donde solían posar las lechuzas que criaba el abominable septuagenario y encorvado rector... ¿para qué criaba lechuzas el rector ?... Y oigo, en lo más silencioso de la noche, el vuelo de los animales nocturnos y los crujidos de las mesas y una media noche, os lo juro, una voz: «James». ¡Oh voz!
Al cumplir los veinte años se me anunció un día la visita de mi padre. Alegréme, a pesar de que instintivamente sentía repulsión por él: alegréme, porque necesitaba en aquellos momentos desahogarme con alguien, aunque fuese con él.
Llegó más amable que otras veces, y aunque no me miraba frente a frente, su voz sonaba grave, con cierta amabilidad para conmigo. Yo le manifesté que deseaba, por fin, volver a Londres, que había concluido mis estudios; que si permanecía más tiempo en aquella casa, me moriría de tristeza... Su voz resonó grave, con cierta amabilidad para conmigo:
-He pensado, cabalmente, James, llevarte hoy mismo. El rector me ha comunicado que no estás bien de salud, que padeces de insomnios, que comes poco. El exceso de estudios es malo, como todos los excesos. Además -quería decirte-, tengo otro motivo para llevarte a Londres. Mi edad necesitaba un apoyo y lo he buscado. Tienes una madrastra, a quien he de presentarte y que desea ardientemente conocerte. Hoy mismo vendrás, pues, conmigo.
¡Una madrastra! Y de pronto se me vino a la memoria mi dulce y blanca y rubia madrecita, que de niño me amó tanto, me mimó tanto, abandonada casi por mi padre, que se pasaba noches y días en su horrible laboratorio, mientras aquella pobre y delicada flor se consumía... ¡Una madrastra! Iría yo, pues, a soportar la tiranía de la nueva esposa del doctor Leen, quizá una espantable bluestocking, o una cruel sabihonda, o una bruja... Perdonad las palabras. A veces no sé ciertamente lo que digo? o quizá lo sé demasiado...
No contesté una sola palabra a mi padre, y, conforme con su disposición tomamos el tren que nos condujo a nuestra mansión de Londres.
Desde que llegamos, desde que penetré por la gran puerta antigua, a la que seguía una escalera oscura que daba al piso principal, me sorprendí desagradablemente: no había en casa uno solo de los antiguos sirvientes.
Cuatro o cinco viejos enclenques, con grandes libreas flojas y negras, se inclinaban a nuestro paso, con genuflexiones tardas, mudos. Penetramos al gran salón. Todo estaba cambiado: los muebles de antes estaban substituidos por otros de un gusto seco y frío. Tan solamente quedaba en el fondo del salón un gran retrato de mi madre, obra de Dante Gabriel Rossetti, cubierto de un largo velo de crespón.
Mi padre me condujo a mis habitaciones, que no quedaban lejos de su laboratorio. Me dio las buenas tardes. Por una inexplicable cortesía, preguntéle por mi madrastra. Me contestó despaciosamente, recalcando las sílabas con una voz entre cariñosa y temerosa que entonces yo no comprendía:
-La verás luego... Que la has de ver es seguro... James, mi hijito James, adiós. Te digo que la verás luego...
Ángeles del Señor, ¿por qué no me llevasteis con vosotros? Y tú, madre, madrecita mía? my sweet Lily, ¿por qué no me llevaste contigo en aquellos instantes? Hubiera preferido ser tragado por un abismo o pulverizado por una roca, o reducido a ceniza por la llama de un relámpago...
Fue esa misma noche, sí. Con una extraña fatiga de cuerpo y de espíritu, me había echado en el lecho, vestido con el mismo traje de viaje. Como en un ensueño, recuerdo haber oído acercarse a mi cuarto a uno de los viejos de la servidumbre, mascullando no sé qué palabras y mirándome vagamente con un par de ojillos estrábicos que me hacían el efecto de un mal sueño. Luego vi que prendió un candelabro con tres velas de cera. Cuando desperté a eso de las nueve, las velas ardían en la habitación.
Lavéme. Mudéme. Luego sentí pasos, apareció mi padre. Por primera vez, ¡por primera vez!, vi sus ojos clavados en los míos. Unos indescriptibles ojos, os lo aseguro; unos ojos como no habéis visto jamás, ni veréis jamás: unos ojos con una retina casi roja, como ojos de conejo; unos ojos que os harían temblar por la manera especial con que miraban.
-Vamos hijo mío, te espera tu madrastra. Está allá, en el salón. Vamos.
Allá, en un sillón de alto respaldo, como una silla de coro, estaba sentada una mujer.
Ella...
Y mi padre:
-¡Acércate, mi pequeño James, acércate!
Me acerqué maquinalmente. La mujer me tendía la mano... Oí entonces, como si viniese del gran retrato, del gran retrato envuelto en crespón, aquella voz del colegio de Oxford, pero muy triste, mucho más triste: «¡James!»
Tendí la mano. El contacto de aquella mano me heló, me horrorizó. Sentí hielo en mis huesos. Aquella mano rígida, fría, fría... Y la mujer no me miraba. Balbuceé un saludo, un cumplimiento.
Y mi padre:
-Esposa mía, aquí tienes a tu hijastro, a nuestro muy amado James. Mírale, aquí le tienes; ya es tu hijo también.
Y mi madrastra me miró. Mis mandíbulas se afianzaron una contra otra. Me poseyó el espanto: aquellos ojos no tenían brillo alguno. Una idea comenzó, enloquecedora, horrible, horrible, a aparecer clara en mi cerebro. De pronto, un olor, olor... ese olor, ¡madre mía! ¡Dios mío! Ese olor... no os lo quiero decir... porque ya lo sabéis, y os protesto: lo discuto aún ; me eriza los cabellos.
Y luego brotó de aquellos labios blancos, de aquella mujer pálida, pálida, pálida, una voz, una voz como si saliese de un cántaro gemebundo o de un subterráneo:
-James, nuestro querido James, hijito mío, acércate; quiero darte un beso en la frente, otro beso en los ojos, otro beso en la boca...
No pude más. Grité:
-¡Madre, socorro! ¡Ángeles de Dios, socorro! ¡Potestades celestes, todas, socorro! ¡Quiero partir de aquí pronto, pronto; que me saquen de aquí!
Oí la voz de mi padre:
-¡Cálmate, James! ¡Cálmate, hijo mío! Silencio, hijo mío.
-No -grité más alto, ya en lucha con los viejos de la servidumbre- . Yo saldré de aquí y diré a todo el mundo que el doctor Leen es un cruel asesino; que su mujer es un vampiro; ¡que está casado mi padre con una muerta!.

martes, 5 de marzo de 2013

Para inaugurar este sitio comparto un texto creado por un gran amigo, que aborda el tema de la Locura.

Para mi amigo Arcadio Acevedo.
Primum non nocere. Hipócrates.

 La demencia se encuentra dentro de las piedras, no debajo de los muebles. Tal vez se halla en los pastos que no manifiestan huella. La demencia no se encuentra en la corteza de los árboles, tampoco en la corteza cerebral. Se le puede percibir en el aliento fresco de una flor solitaria. También se puede buscar en el ambiente más hostil de los solsticios e intuir en las ingles de la vieja pobreza o en una llaga reciente de brisa. No podríamos reconocerla en una multitud de canarios. Sospechar que ella prefiere a los arquílocos es mera coincidencia con sabor a pulpo. Es preferible a que nos muerda la parte trasera de los ojos, a que nos mantenga en su concha estelar, que nos asfixie con sus tersos delirios enajenados, que nos embellezca el cuerpo entero antes de morir, que nos estalle siempre en el miocardio cada Júpiter, y que culmine por deshielarse en nuestros dedos de los pies. Para que esto se consume debemos arrastrar la lengua al borde de los siglos, a disfrazarnos de momia y esperar a que los peces aprendan del hastío. Conservar que los santos de las iglesias no dejen de broncearse durante la cuaresma. Callarse al momento del apareamiento de las tortugas. Saberse dormitar al filo de la famosa superstición. Memorizarse las oraciones antiguas de los brujos. Deletrear partículas que exhalan los girasoles en huelga de hambre. Dejarse marchitar al capricho de la aurora. Mantenerse de pie e inmóvil mientras la vigilia del equinoccio huye. Permanecer ondulado en el pensamiento raudo de la muchedumbre. Cuajarse por episodios en la vasija del deseo. Exiliarse solo o en peregrinación al delicioso valle de los muertos. De por vida hay que tener a doce discípulos jorobados para poder ganarse la confianza de los cíclopes. Tratar de caminar desnudo y de la mano junto a Diógenes para conocer los caminos fortuitos de Esculapio. Tragarse todos los convenios de paz e incendiar al menos una plaza de toros.

 Rafael Argüello Avendaño
 

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