viernes, 8 de marzo de 2013

Vasijas


Este texto surge de un ejercicio mental, en  una reunión con unos amigos en honor al dios baco.



Me dibujo en la imagen del patio de una vecindad, me arropo e interpreto palabras consumidas y consumadas por un rastro de nicotina, en mis venas se vierte el elixir de aquel dios llamado baco, para difuminar entre colores infernales los cuadros perdidos de aquel viejo museo que vive en la memoria de un viejo desquiciado, me dispongo a practicar un baile aquelarre para celebrar a la inmundicia de este sentimiento enterrado en lo más profundo de mi cuero cabelludo, por ti soy capaz de quitarme uno a uno cada cabello que representa ideas largas e inconstantes, a pesar del deterioro…  de lo no memorable, con la combinación de reacios vestíbulos de la ceguera nocturna, vespertina, viperina, de esos añorables consuelos que carecen los hombres esteparios y las mujeres dormidas, todas la hadas deciden suicidarse en el árbol de la vida vestidas de color purpura, con aliento a dolor, mugrosas de fiesta intransitables por la vía láctea, que de por sí, no intentan amamantar óbitos efímeros, tampoco criaturas preñadas de ignorancias rancias, ahogadas en la indiferencia ante el mundo y ante el no dios  mundano, perverso de vidas, y zapatos pestilentes  de oquedad finita, que rasgan las corneas eróticas de la preciosa atenea, sin poder evacuar las flores de Baudelaire, ni el acartonado gesto de Keaton,  simplemente reptar  bajo las constituciones de los países del silencio.



Rafael, Deysi, Tonatiuh, Antonio y Ramiro.

1 comentarios:

Unknown dijo...

Para no ser los esclavos martirizados del tiempo, embriagaos, ¡embriagaros sin cesar! con vino, poesía o virtud, a vuestra guisa.
-Charles Baudelaire-

¡Felicidades!, una creación totalmente alucinante

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